Cian Takeshi

Cian es un hombre de contextura física delgada, músculos tonificados y marcadas facciones. Su cabello es de un agradable color castaño que bajo la claridad solar proyecta leves reflejos. Suele llevarlo despeinado y basta con pasarse una mano por la cabeza para darle ese toque despreocupado que busca. Respecto a sus ojos, son de un profundo color pardo que pareciera oscurecerse de momentos, convirtiéndose en un intenso color marrón. Conserva una mirada apacible y serena, reflejo de su personalidad. Por último, su test se encuentra suavemente bronceada debido a las incontables horas que pasa al aire libre.

Se podría decir que es un hombre espontaneo e impulsivo. Suele dejarse arrastrar por las emociones que se arremolinan como intrusas dentro de su carcasa humana y lo obligan a actuar sin pensar o a decir cosas que quizá no haya querido decir. Reservado hasta la medula. Se cree incapaz de poder confiar abiertamente en alguien como para confesar sus más sentidos pensamientos. Es una persona que intenta poner buena cara a la suerte que le ha tocado tener, pero no siempre puede con su mal genio que lo traiciona y tira por tierra todos sus esfuerzos. Puede ser un sujeto bipolar. En un momento se encuentra bien y al otro todo puede cambiar.

Setsuna Katori. Una anciana de 73 años que lo ha ayudado cuando se encontraba solo y desprotegido. La considera como su madre.

Tiempos de guerra, dolor y pérdida. Tiempos en que los ángeles se rebelaban contra los mandatos de las altas jerarquías y buscaban ejercer justicia por mano propia sin medir las consecuencias de sus actos. Cian era un ángel que siempre se había mantenido obediente y sumiso frente a las encomiendas que se le eran transmitidas. Jamás se había corrompido ante a las influencias de los incautos semejantes que conspiraban en contra del gran señor. Hasta que un día la situación se le escapo de las manos y todo se torno confuso. Solo recuerda haber desafiado a un ángel de alto rango cuando escucho que la humanidad debía pagar el precio de la cruda batalla que se libraría contra las fuerzas del mal. Se había atrevido a expresar un redundante no al oír los despectivos propósitos que se llevarían a cabo. Luego recuerda haber sentido arder todo su ser mientras descendía hacía un profundo pozo de aflicción interminable, infinito.

Inconsciente y falto de aire, se sintió inmerso en una prisión helada que amenazaba por arrastrarlo hacia el fin de su existencia. Abrió repentinamente los ojos y se encontró preso de las tranquilas aguas del rio sumida en Tokyo. La brillante se ciudad se alzaba imponente ante sus ojos que veían todo con claridad y no podía creer lo que esa visión significaba. Había sido expulsado del cielo y estaba en el plano terrenal.

Indefenso y desorientado, encontró la ayuda de una amable señora llamada Setsuna que sintió pena por él y lo acogió en su humilde hogar. Con rapidez se adapto a la vertiginosidad de la vida diaria y descubrió su pasión por la música. Pasados cinco años, decide tomar la iniciativa de viajar a la prometedora ciudad de San Francisco donde hay rumores de que algo significativo se avecina y Cian desea estar allí para presenciarlo con sus propios ojos. Jamás le dio la espalda a las alas que le fueron arrebatas, por más humano que aparente ser, conserva la luz del ser que habita en su interior y luchará por sus ideales.

Trabajo en ciertos lugares en los que el tráfico de armas y droga era algo cotidiano. Por lo cual, tuvo que pasar un altercado con la policía pero todo quedo en orden y está fuera de cargos.

Sus gustos no distan de lo que hace un humano normal. Le gusta salir a lugares concurridos. Prefiere eso antes que la vacía soledad. Cenar en buenos restaurantes. Conocer personas nuevas y sobretodo mantener ese espíritu servicial que lleva dentro de sus entrañas.

omina el ingles y el japonés. Actualmente se encuentra haciendo un curso de cocina para perfeccionar sus habilidades culinarias, sin mencionar los cursos de música a los que ha asistido con el correr de los años.